Desde moverse siempre en compañía de un pariente varón a no poder comprar una barbie
No es fácil imaginarse de turismo en Arabia Saudí, primera potencia petrolera del mundo y “guardián de los lugares santos del islam”. Los visados solo se conceden a los extranjeros musulmanes que quieren peregrinar a La Meca o Medina, o a los hombres de negocios, que normalmente se limitan a visitar Riad o Jedah. Pero si usted es mujer y alguna circunstancia le lleva a tener que viajar o vivir un tiempo en ese país, es importante que conozca algunas cosas que no puede hacer en Arabia Saudí:
-Desplazarse sin un pariente masculino. Las saudíes deben contar siempre en sus movimientos fuera de casa con un “mahram”, un guardián varón que muchas veces es el marido o tiene algún grado de parentesco. La tradición religiosa se fundamenta en el principio de que la libertad de movimiento hace a las mujeres “vulnerables al pecado”. La norma es estricta, y también se aplica a las salidas de casa para las compras o la visita al médico.
-Viajar. Para desplazarse fuera de la ciudad donde reside debe contar con una autorización expresa de su marido o tutor legal.
-Abrir una cuenta bancaria sin permiso de su marido.
-Mostrar su belleza con la ropa o el maquillaje. El código de vestimenta en Arabia Saudí es estricto. Las mayoría de las mujeres se ven obligadas a llevar una túnica negra -la abaya- y un velo que deja al descubierto solo el rostro. La policía religiosa saudí controla estrictamente esta norma en las calles y centros comercial
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