José Manuel Soria se va convencido de que su único error, el más grave, ha sido abrir la boca sin saber de lo que hablaba. Se niega a reconocer que la presencia de su nombre en una sociedad localizada en un paraíso fiscal –y la sombra de sospecha que un hecho así levanta- haya sido la causa fundamental de su caída, como apuntaba su hasta ahora compañero de Gobierno, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. “Si alguien quiere establecer que la causa de mi renuncia es lo que ha dicho el ministro Montoro, lo desmiento de una manera clara. Yo sé la conversación que tuve con el presidente Rajoy, y el presidente también lo sabe”. Soria ha hablado mucho durante esta semana con su amigo y jefe político Mariano Rajoy, y asegura que la decisión última de su dimisión siempre fue suya, incluso cuando peor pintaban las cosas. El miércoles por la mañana ya había saltado la noticia de
que el ministro había sido hasta el 2002 administrador de una empresa radicada en el paraíso fiscal de Jersey (Reino Unido). Hablaron de nuevo: “Es en ese momento, el miércoles por la mañana, cuando yo le digo que, a la luz del daño que esto le puede hacer al Gobierno y al partido, probablemente lo mejor fuera que yo diera un paso a un lado. Me dijo que me informara bien, que hablara con mis abogados, que averiguara por qué mi nombre aparecía en esos documentos y que me preparara bien la comparecencia del lunes en el Congreso”
Resulta contradictorio, sin embargo, la rotundidad con que el exministro asegura que hoy no haría lo mismo. “Con todo lo que ha ocurrido, no le quepa la menor duda de me pensaría el poner mi firma en una sociedad radicada en un paraíso fiscal. Sin dudarlo. He tenido que dimitir por no haber tomado la precaución de no informarme de todo lo que había antes de dar explicaciones”
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