No es la primera vez que el régimen norcoreano amenaza con ataques preventivos a Corea del Sur o a Estados Unidos. La retórica belicista es habitual en los medios de comunicación estatales y se agrava en momentos de tensión como el actual. La comunidad internacional, sin embargo, duda de que el país disponga de la tecnología suficiente para fabricar bombas nucleares miniaturizadas que puedan ser colocadas en un misil de largo alcance.
La nueva ronda de sanciones de la ONU es la más dura que se ha impuesto sobre Corea del Norte en los últimos 20 años. Obligan a registrar cualquier mercancía en sus fronteras e impiden que otras naciones compren carbón, hierro y otros minerales procedentes del hermético país. La decisión se tomó después de que el pasado 6 de enero Corea del Norte llevara a cabo su cuarta prueba nuclear, en la cual detonó "de forma satisfactoria" una bomba de hidrógeno, según aseguraron los medios estatales, algo que la comunidad internacional puso en duda. Un mes después, el régimen lanzó un cohete de largo alcance para teóricamente poner en órbita un satélite, pero que se consideró como una prueba encubierta de un misil balístico.
Kim Jong-un hizo estas declaraciones mientras supervisaba el uso de nuevos lanzacohetes múltiples, aunque la agencia oficial no especificó la fecha ni el lugar exactos de la visita. Seúl sospecha que podría tratase de ayer mismo, cuandoCorea del Norte disparó seis misiles de corto alcance hacia el mar desde una base situada en la ciudad costera de Wonsan, en el este del país. Las armas que el dictador inspeccionó, según KCNA, pueden alcanzar objetivos en Corea del Sur.
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