La última vez que saltaron chispas en el Comité Ejecutivo del PP fue el año pasado con la excarcelación del etarra enfermo Josu Uribetxeberria Bolinaga.
Es un asunto explosivo para este partido, que con Mariano Rajoy al
frente promovió hasta ocho manifestaciones contra la política
antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero. En este contexto, el
Gobierno y el PP llevaban semanas moviéndose y preparando el terreno
para una sentencia esperada que dinamita la doctrina Parot.
Primero se lanzaron mensajes hacia las víctimas y el ala dura del PP: “No hay ninguna negociación, ETA está derrotada”, insistía Fernández, ministro del Interior. Se buscó una fotografía de abrazo con las víctimas. Allí estaba María Ángeles Pedraza, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la que más teme el Ejecutivo, que ya le exige que no acate la sentencia y prepara movilizaciones, pero también Marimar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo.
Además de simbólica como hermana de Miguel Ángel Blanco, es diputada autonómica del PP y miembro del Comité Ejecutivo Nacional de este partido. Blanco ejerce, con Iñaki Oyarzábal, como enganche entre el partido y el mundo de las víctimas, especialmente delicado para Rajoy. Blanco dijo que le había “tranquilizado mucho las palabras del ministro de Justicia” Alberto Ruiz-Gallardón en las que decía que se estudiará caso por caso. Fue mucho más suave que Pedraza, y centró el ataque en el Tribunal de Estrasburgo y en el PSOE, evitando las críticas al Gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario