El proceso arrancará el 9 de enero y pretende acabar con casi tres décadas de las siglas
- Izquierda Unida se juega su futuro aunque confía en resistir 1 ENE 2016 - 21:49 CET
- Ha llegado el momento de finiquitar las siglas de Izquierda Unida y alumbrar una nueva formación política que deje atrás una estructura rígida y burocrática y que rompa con la llamada vieja guardia. Es la decisión que han tomado Alberto Garzón y la cúpula del partido afín a él. El proceso comenzará el 9 de enero con una comisión que preparará la asamblea constituyente de la nueva organización sin las siglas de IU, según fuentes de la dirección del partido consultadas por EL PAÍS.
- El líder de la formación y su entorno están decididos a ir a por todas y superar a una “herramienta”, IU, que consideran agotada y que no responde a las necesidades del nuevo tiempo político. La coalición de izquierdas, fundada en 1986 al calor de las movilizaciones contra la OTAN, ha caído a su suelo electoral en los pasados comicios, con un 3,67% de los votos y solo dos diputados por Madrid. Pero la cúpula cree que hay un potencial importante a partir de los 923.133 votos obtenidos el pasado 20 de diciembre, “un tercio de lo que tiene Podemos”, inciden esas fuentes.
- La formación resultante buscaría de nuevo tejer alianzas electorales con Podemos, pero desde su independencia. “No queremos un barquito para entrar en Podemos”, expresan tajantes fuentes de la dirección. En ningún caso se trata de integrarse en el partido de Pablo Iglesias, sino que volverán a intentar candidaturas conjuntas desde la colaboración de igual a igual y manteniendo la autonomía. Si Podemos vuelve a rechazarlo, competirán electoralmente
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