Tiendas centenarias y dignas de estar en el patrimonio urbanístico nacional desaparecerán tras finalizar por ley los contratos
de alquileres de negocios el próximo uno de enero. El Bazar Victoria está a la vera del Ayuntamiento de Sevilla desde 1914, y se convertirá en “la entrada de las exposiciones que Fundación La Caixa tiene en el mismo edificio. Dicen que lo necesitan, y no han negociado. Me dan seis meses para buscar local. Ni el Ayuntamiento de Sevilla ni la Junta de Andalucía han respondido a mi problema”, asegura Rafael Sainz, la tercera generación que dirige el emblemático establecimiento.
La Camisería Hernando —un negocio de 1857, instalado hace más de 50 años en la Gran Vía de Madrid— cierra porque le suben el alquiler de “3.000 a casi 30.000 euros mensuales, es inviable y despido a cuatro empleados.
La aseguradora Allianz, dueña del edificio, no ha dado opción”, cuenta Ángel García, cuarta generación de camiseros. El histórico local fue concebido por el arquitecto Teodoro Anasagasti, el mismo que colaboró en el diseño de la arteria más comercial de Madrid. Los dueños del emblemático Café Central de Madrid resistirán “hasta que lo diga un juez”. Y Almacenes San Carlos, una castiza tienda de 1931, ha recibido por burofax una subida innegociable de 900 a 2.900 euros.
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