martes, 17 de febrero de 2015

CATALUÑA NO AGUANTA (NI ESPAÑA) / 2 » La bandera y la cartera: el tope de la solidaridad

Cataluña se siente constreñida con el sistema de autonomías actual

Las multinacionales quieren saber qué va a pasar con el proceso soberanista 17 FEB 2015 

  • Primera entrega | ¿Es más fácil que Cataluña se independice o que España se reforme?
  • Artur Mas, miembros del Gobierno catalán y empresarios
  • La estampa “palco del Bernabéu”, que en el imaginario soberanista catalán reuniría a lo más granado de los potentados españoles, pesa enormemente sobre las relaciones Barcelona-Madrid. El notario y analista Juan José López Burniol sostiene que la caracterización que el presidente de la II República Manuel Azaña realizó sobre la “casta” detentadora del poder político-financiero-funcionarial y mediático sigue hoy teniendo sentido y que lo que podría llamarse el “sindicato de intereses acoplado al Estado” se ha reproducido por metástasis en las comunidades autónomas. ¿El palco del Camp Nou no sería, en su escala, una réplica del del Bernabéu?
  • La posibilidad de que el soberanismo obtenga la mayoría absoluta parlamentaria en septiembre y que ERC haga una declaración unilateral de independencia genera en el mundo de la empresa inestabilidad e inseguridad jurídica. “Las compañías están haciendo sus planes de contingencia para saber cómo puede afectarles la independencia y qué estrategia deben adoptar porque, además, hay miedo de que en torno al proceso independentista se genere una radicalización muy fuerte. El dossier España-Cataluña va a estar presente en los centros decisorios financieros y si allí no ven el panorama claro desviarán sus inversiones a otros destinos”, afirma Ramón Abel, vicepresidente de la Asociación de Directivos de España.
  • Algo debe de fallar en el sistema autonómico cuando el que da lo hace a disgusto y el que recibe nunca se muestra satisfecho, pero no puede decirse que el juego de la negociación bilateral haya resultado enojoso para todos. En un sistema como este, permanentemente abierto, los representantes autonómicos siempre pueden adjudicarse el mérito de lo obtenido o, si el objetivo no se consigue, descargar la culpa sobre “Madrid” e incrementar la montaña de los agravios. Marcar y ahondar las diferencias con el resto de las comunidades es requisito necesario para capitalizar los logros sin necesidad de responsabilizarse de los fracasos, abonar el clientelismo doméstico, controlar el asociacionismo civil, los medios de comunicación públicos, los resortes de poder.

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