Día 26/08/2015 - 12.00h
Cincuenta años de dura travesía que les llevó de estar en el Parlamento a ser prácticamente irrelevantes en política
Si algo ha caracterizado al PA en sus 50 años de vida ha sido su capacidad para sobrevivir. En la historia de la democracia es difícil encontrar una formación con un cuadro de mandos tan reducido como mal avenido. Atrás quedan cinco décadas de
fundaciones y refundaciones, de dimisiones y luchas intestinas, de
difícil cohabitación entre pachequistas y rojasmarquistas y de algunos
oasis electorales (gobernaron en Sevilla o Jerez) en medio de la larga
travesía del desierto. Ésta es la historia del único partido netamente andalucista en cuatro flashes:
1976: La fundación
Los orígenes del andalucismo político postfranquista se
sitúan en la segunda mitad de los años sesenta. Un grupo de grupo de
jóvenes intelectuales de la Facultad de Derecho de Sevilla funda
Compromiso Político por Andalucía. Sus promotores son Alejandro Rojas-Marcos y Luis Uruñuela. El Partido Socialista de Andalucía (PSA) no nace como tal hasta 1976.
1979: Cinco diputados
Al calor del proceso autonomista, el nacionalismo andaluz comandado por Rojas Marcos logró 325.842 votos y cinco escaños en el Congreso. Fue su mayor éxito. En 2004 dejó de tener representación en Madrid.
1996-2000. Pactos con el PSOE
En 1996 Manuel Chaves logra mantenerse en la presidencia
gracias a los votos prestados del PA, que entra en el Gobierno andaluz
con dos consejeros Antonio Ortega y José Núñez. La fórmula se repite en
2000. El posibilismo acomodaticio acaba fagocitando a
los andalucistas, que en 2008 desaparecen del mapa del Parlamento
andaluz. Arrinconados en algunos ayuntamientos, los andalucistas inician
su camino hacia el abismo.
2000-2015. Cisma interno
Los rupturas y luchas entre familias han sido continuas
como si formaran parte de su naturaleza. A comienzos de la pasada década
la corriente de Pedro Pacheco se
escinde del PA tras perder el congreso. Hasta 2011, la progresiva
pérdida de votos no vuelve a reunirlos. Casi por prescripción electoral.
Pero ya es demasiado tarde para el enfermo terminal. El taxi del andalucismo empezaba a quedarse sin gasolina.
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