El equipo de Ancelotti, tras un partido muy completo gobernado por Isco y Pepe, abruma al Dortmund, un pariente muy lejano del gran Borussia del curso pasado Las mejores imágenes del Madrid-Dortmund Las cifras del partido Toda la información sobre la
Un Madrid serio y compacto dejó al Dortmund a un paso de la lona. Los blancos ya huelen la semifinal. El conjunto español tuvo episodios brillantes, no le faltó eficacia y no se despistó más de la cuenta en un duelo que manejó a su antojo. En un año, apenas hay migas del Borussia que mandó al garete al Madrid. El equipo alemán se ha caído de la peana.
El Dortmund plasmó en Chamartín, punto por punto, lo que se presagiaba: es un pariente lejano del Borussia del curso pasado. La banca del Bayern le ventiló a Götze, Lewandowski —ya de paso hacia Múnich— no pudo jugar en el Bernabéu por sanción y a Jürgen Klopp se le ha desplomado el resto del andamiaje por una cascada de lesiones. Se ha remendado con el armenio Mkhitaryan o el gabonés Aubameyang, chicos para los que la Copa Europa aún es remota. Sin remedio, el Dortmund fue un equipo anémico a merced del Madrid, que se sacudió al rival alemán como quiso y gestionó el partido con mucha profesionalidad. Por más que haya cruces de apariencia sencilla, Europa no admite distracciones. Teloneros, pocos y peligrosos.
En la Champions no caben las intrascendencias. Lo sabe el Madrid, que debe su mística a este torneo. Con el partido en las entrañas, el equipo de Ancelotti tuvo fases de buen juego colectivo, Isco, relevo de Di María -con gastroenteritis- tocó el violín, carburaron Cristiano y Bale, y Alonso y los zagueros -con Pepe de coloso- marcaron el territorio.
No hubo prólogo, y a los tres minutos, desde un rincón del ataque local, Benzema enchufó a Carvajal, que llegó con tino para conectar con Bale. El galés llegó con la mecha y con un control orientado de cirujano se plantó ante Weidenfeller, al que superó con un toque sutil con la puntera izquierda. Por su cuenta, a su aire, y a la espera de un descorche en duelo de enjundia, Bale suma y sigue. Ocurre que en Londres era el apoderado absoluto del Tottenham. En Madrid, quizá apremiado por su precio, Bale juega más veces de la cuenta para Gareth, lo que disgusta a la hinchada.
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