La formación cree que refleja la sensación de que “lo viejo no va a dar más de sí” 1 NOV 2014 -
Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero en la asamblea de Podemos
Los fundadores de Podemos, todos ellos profesores de Políticas o expertos en Ciencias Sociales, no han cambiado su postura con respecto a las encuestas desde el nacimiento de la formación, tres meses antes de las elecciones europeas del 25 de mayo. La palabra clave que todos repiten desde entonces ante las proyecciones demoscópicas es prudencia. En este caso también. El sondeo de Metroscopia para EL PAÍS, que sitúa a Podemos como primera fuerza del tablero político y le atribuye el 27,7% en estimación de voto, refleja un escenario de cambio de ciclo que, en opinión de Íñigo Errejón, hay que mirar “con mucho cuidado”.
“Desde que lanzamos la iniciativa y desde las elecciones europeas hay una tendencia clara”, razona Errejón, promotor del movimiento y miembro del equipo de Pablo Iglesias. Y la clave de esa tendencia, según su análisis, es que España se encuentra “en un tiempo político en descomposición”, La crisis del bipartidismo, los casos de corrupción que alcanzan a las dos principales fuerzas políticas (PP y PSOE) o el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid, que afecta también a Izquierda Unida, contribuyen a generar un clima en el que destaca “una sensación de cambio en el que lo viejo no va a dar más de sí”.
Los principales cabezas visibles de Podemos llevan desde mediados de septiembre inmersos en la asamblea ciudadana que dentro de dos semanas convertirá a la formación en una fuerza organizada, con estructura, secretario general y cúpula. Llevarán las riendas de un partido que centra sus esfuerzos en perfilar la estrategia política con vistas al calendario electoral de 2015. En este contexto, necesitan saber cómo moverse y a qué tipo de electores dirigirse para afinar sus mensajes. Y, si el efecto Podemos sigue al alza en todas encuestas, deberán plantearse cómo conjurar uno de los fantasmas de las formaciones con éxito: evitar la desmovilización de los votantes que consideren ya logrado el objetivo de ganar o afianzarse como segundo partido.
Mientras tanto, Iglesias y los suyos se fijan en la letra pequeña de los sondeos para sentar las bases de la carrera electoral. El líder de Podemos aseguró en la asamblea celebrada hace dos fines de semana en el Palacio de Vistalegre de Madrid que su objetivo es ganar las elecciones y “ocupar la centralidad del tablero”. Su prioridad son los comicios generales que, si no hay adelanto, se celebrarán en otoño de 2015, y, hasta entonces, una de las metas de su proyecto consiste en hacer de Podemos una “organización transversal”. Para ello, los promotores de la formación cruzan los datos de todos los estudios para saber dónde procede sociológicamente el voto. Los analistas de Podemos se fijan especialmente en los indicadores cualitativos. Esos datos reflejan, por ejemplo, que la mayoría de los votantes de Podemos tendría entre 35 y 54 años y que más de la mitad apoyó a los socialistas o a IU en las generales de 2011.
Los expertos suelen señalar que el partido de Iglesias es un fenómeno atípico en un escenario excepcional por la crisis del sistema tradicional de partidos. La tendencia al alza se ha afianzado cuando ya han pasado más de cinco meses de las europeas. Entonces los analistas de las principales formaciones recordaban que después de unas elecciones el ganador suele mejorar sus resultados cuando al poco tiempo se les pregunta a los ciudadanos. En el caso del CIS de agosto, por ejemplo —que situaba a Podemos como segunda fuerza en intención directa—, esa ventaja le correspondía al movimiento de Iglesias, que rompió la baraja del panorama político.
No hay comentarios:
Publicar un comentario