El Pontífice argentino dice que no se puede "ofender" la religión: "Si insulta a mi madre puede llevarse un puñetazo" El Papa pide a los musulmanes que condenen el terrorismo Roma 15 ENE 2015 - 22:14 CET
A punto de partir hacia Sri Lanka y Filipinas, el papa Franciscoaprovechó un encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede para volver a pedir a los líderes políticos y religiosos mundiales, “especialmente a los musulmanes”, que condenen “cualquier interpretación fundamentalista y extremista de la religión que pretenda justificar actos de violencia” como los perpetrados días atrás en París. Jorge Mario Bergoglio aseguró que, en el fondo, “el fundamentalismo religioso rechaza a Dios, relegándolo a mero pretexto ideológico”.
Durante un extenso discurso en el que pasó revista a los dramas actuales, desde los cientos de inmigrantes que pierden la vida en el Mediterráneo pasando por los conflictos en África o los “exiliados ocultos” –ancianos, jóvenes y discapacitados— que sufren “la cultura del descarte”, el Papa pidió a los gobiernos “una respuesta unánime que, en el marco del derecho internacional, impida que se propague la violencia, restablezca la concordia y sanen las profundas heridas que están provocando los incesantes conflictos”. Como ya lo ha hecho en otras ocasiones, Bergoglio dijo que la actual proliferación de conflictos supone, de facto, “una auténtica guerra mundial combatida por partes”.
Los gobiernos, según el papa Francisco, deberían aprobar legislaciones que garanticen, al mismo tiempo, “los derechos de los ciudadanos” y “la acogida de los inmigrantes”. Jorge Mario Bergoglio propuso un cambio de actitud: “Hay que pasar de la indiferencia y del miedo a una sincera aceptación del otro. Hay que prestar la ayuda necesaria a los países de origen de los inmigrantes para favorecer su desarrollo. Hay que actuar sobre las causas, no solo sobre los efectos”.
Este movimiento se produce cuando los ataques contra los judíos se han acelerado en Francia los últimos años. El asalto del supermercado por parte de Amedy Coulibaly, cómplice de los autores de la matanza de Charlie Hebdo, los hermanos Kouachi, no fue una casualidad, sino un acto deliberadamente antisemita, como lo fue el asesinato de tres niños y una profesora en una escuela judía de Toulouse por parte del yihadista Mohamed Merah en 2012. Según la ONG Servicio de Protección de la Comunidad Judía (SPCJ), en datos recogidos por la agencia France Presse, durante los siete primeros meses de 2014 se produjo un aumento con respecto al año anterior del 91% de los actos antisemitas en este país. Francia alberga la mayor comunidad judía de Europa y la tercera del mundo con entre 500.000 y 600.000 miembros. Cuenta con 500 sinagogas.
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