El éxodo continúa, imparable, a pesar de la dureza del desierto, la crueldad de las mafias en Libia o la posibilidad cierta de naufragar y morir en el Mediterráneo. Apenas dos semanas después de la tragedia que costó la vida a cientos de personas en el Canal de Sicilia, los datos que aporta la Marina Militar italiana vuelven a reflejar toda la crudeza del drama: solo durante la jornada del sábado fueron rescatadas 3.690 personas, casi tantas como la cifra récord de los últimos años que el pasado 12 de abril se situó en 3.791. Durante la jornada del domingo, la cifra subió a 4.500 rescatados y 10 fallecidos. Pero, al margen de unas estadísticas siempre aproximadas -¿cuántos viejos pesqueros o lanchas neumáticas desaparecen bajo el agua sin dejar rastro?-, los datos aportados por las autoridades italianas confirman que, a las puertas del buen tiempo, los esfuerzos de Europa por evitar la pérdida de vidas frente a sus costas deberán multiplicarse.
Italia, mientras tanto, sigue haciendo su parte. Prácticamente a cada hora, la Marina Militar informa de nuevos rescates. Si el sábado fueron 3.690 los inmigrantes procedentes de África auxiliados por los barcos italianos -en especial por la fragata Bersagliere (778) y por la patrullera Vega (675)-, durante la jornada del domingo las operaciones de rescate se siguieron produciendo frente a las costas de Libia. Las comunicaciones que llegan de alta mar son auténticos partes de guerra.
Poco tiempo después, ya avanzada la tarde, otro helicóptero de otra nave italiana, en este caso la Foscari, daba el aviso de que una lancha neumática con numerosas personas a bordo se estaba desinflando… La jornada del domingo se saldó con la muerte de 10 personas, siete de ellas asfixiadas entre los cientos de inmigrantes de uno de los barcos y otras tres ahogadas. Se habían lanzado al agua para intentar alcanzar a nado un mercante que le ofrecía ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario