sábado, 4 de julio de 2015

Las cumbres canarias que alzaron a España hacia el espacio

Los observatorios de Canarias cumplen 30 años de éxitos internacionales en astronomía

Los científicos narran la evolución desde los viajes en burro hasta la tecnología punta

  • Quijote, un telescopio para el NobelSan Cristóbal de La Laguna 4 JUL 2015 - 12:50 CEST
  • "Gracias a estos observatorios, al cielo de Canarias, España ha pasado de no tener ni un astrofísico a ser uno de los países de referencia en una sola generación". Quien habla así lo hace desde la perspectiva de quien leyó la primera tesis en este campo en España y quien se convirtió en el primer catedrático de Astrofísica de las universidades españolas, en la de La Laguna. Francisco Sánchez fue un pionero sobre todo porque creyó que las cumbres del archipiélago eran la ventana perfecta hacia el espacio. Estos días, los observatorios astronómicos de Canarias —en Tenerife y La Palma— cumplen tres décadas desde su inauguración oficial, 30 años en los que se han convertido en una de las instalaciones científicas de referencia, con innumerables descubrimientos, a pesar de la falta de apoyo político de primer nivel: en todo ese tiempo nunca ha recibido la visita de un presidente del Gobierno español.
  • El primero en confiar en la calidad de los cielos canarios fue el astrónomo Real de Escocia Charles Piazzi Smyth, que en 1856 subió al Teide con ayuda de unas borricas para hacer observaciones durante un par de meses con dos telescopios. Un siglo después, en la década de 1960,  con la idea de poner a prueba esa calidad y consolidar allí un observatorio. Hoy, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que fundó y dirigió durante décadas coordina los Observatorios del Teide y de El Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, en los que trabajan más de sesenta instituciones de veinte países de cuatro continentes.
  • De los observatorios sale un promedio de una publicación científica diaria y desde allí se han dado pasos decisivos en astronomía como el descubrimiento de que el Sol tiene una frecuencia propia y que late como si fuera un corazón a intervalos de cinco minutos; el hallazgo de la primera estrella enana marrón, llamada Teide 1 por el telescopio IAC-80; y el primer agujero negro descubierto en nuestra galaxia, desde el observatorio del Roque de los Muchachos, que precisamente estos días ha despertado entre fogonazos de luz.
    "Si hubiese una competición internacional nosotros estamos siempre en el podio y vamos a intentar seguir estándolo", asegura Rafael Rebolo, actual director del IAC, orgulloso del apoyo popular del centro. 
 

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