viernes, 12 de junio de 2015

Las lellenda hace raíces ocultas de la medicina, en un antiguo manuscrito que despues de los años sale a la luz

Hallada la copia más antigua conocida del tratado de Galeno 'De los preparados y los poderes de los remedios simples' Del cincel a los iones: así se escribe la Biblia más pequeña de la historia 11 JUN 2015 - 09:11 CEST

La primera vez que Grigory Kessel sostuvo el antiguo manuscrito, con sus páginas de pergamino de más de 1.000 años, le resultó curiosamente familiar.

Kessel, un especialista en siríaco de la Universidad Philipps de Marburgo, en Alemania, estaba sentado en la biblioteca del propietario del códice, un acaudalado coleccionista de material científico singular de Baltimore. En ese instante cayó en la cuenta de que hacía tan solo tres semanas, en una biblioteca de la Universidad de Harvard, había visto una página huérfana demasiado parecida a las del libro como para ser una coincidencia.
El manuscrito que tenía entre sus manos contenía una traducción de un antiguo e influyente texto médico de Galeno de Pérgamo, un médico y filósofo grecorromano que murió en 200 d.C. Le faltaban páginas, y, de repente, Kessel estuvo seguro de que una de ellas se encontraba en Boston.
El hallazgo de Kessel, en febrero de 2013, supuso el inicio de una persecución de las restantes páginas por todo el planeta, búsqueda que culminó en mayo con la digitalización de la última de ellas, redescubierta en París.
Los estudiosos apenas han empezado a leer detenidamente el texto, la copia más antigua conocida del tratado de Galeno De los preparados y los poderes de los remedios simples, un documento que podría aportar nuevas perspectivas sobre las raíces de la medicina y la difusión de esa ciencia desconocida por el mundo antiguo. “Es importante en muchos sentidos”, señala Peter Promann, especialista en greco-árabe de la Universidad de Manchester que actualmente dirige un estudio del texto.A medida que la influencia musulmana creció en Oriente Próximo, la población cristiana disminuyó, y con ella el siríaco. “Las grandes culturas cristianas que lo usaban padecieron mucho”, afirma Columba Stewart, director del Museo y Biblioteca de Manuscritos Hill, de Collegeville, en Minnesota. “Cuando apareció la investigación moderna, estas antiguas culturas siríacas eran tan solo un vestigio de sus antecesoras, y a menudo estaban aisladas de la cultura occidental, de manera que no conocen mucho”

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