La madre, de 18 años, y el niño salieron ilesos de la avioneta y resistieron cinco días comiendo cocos y bebiendo agua de un arroyo. Bogotá 25 JUN 2015 - 20:13 CEST
La avioneta en la que viajaba María Nelly Murillo y su hijo de tan solo ocho meses se estrelló el sábado pasado. Eran los únicos pasajeros, además del piloto. Se dirigían desde Nuquí, un destinoturístico del Pacífico colombiano, a la capital del Chocó, pero a los 20 minutos de vuelo la aeronave desapareció de los radares. Solo un par de horas después de que se confirmó el accidente, un helicóptero avistó el aparato en medio de la tupida selva que caracteriza a esta región en el noroeste del país.
Los agentes de rescate de la Fuerza Aérea y la Cruz Roja llegaron al lugar del siniestro al día siguiente, el domingo por la mañana, y encontraron el cuerpo sin vida del piloto, Carlos Mario Ceballos, pero no había rastros de Murillo y su hijo. "Vimos cómo estaba el avión, había comida, unos cocos pelados como si los hubiesen utilizado para alimentarse, no veíamos por ningún lado el cuerpo de ella, ni siquiera encontrábamos rastros de sangre", le dijo al diario El Tiempoel agente Rafael Caviedes. El lunes comenzó la búsqueda de la mujer de 18 años y su pequeño, quienes sobrevivieron al accidente aéreo y luego deambularon cinco días en medio de la espesa selva. Los rescatistas fueron encontrando
Si ampliamos el análisis a otros indicadores, como las muertes violentas (108 por cada 100.000 habitantes en 2013en su capital Quibdó), las desapariciones forzadas (53 en Quibdó y Bajo Atrato en lo que llevamos de año, tal y como se denunció hace pocos días en la audiencia de la situación de la zona en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) o desplazamiento forzado intraurbano, el panorama no es nada alentador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario