domingo, 19 de octubre de 2014

El papa Francisco: “Dios no tiene miedo a las novedades” Jorge Mario Bergoglio reafirma su voluntad de apertura en la beatificación de Pablo VI PABLO ORDAZ Roma 19 OCT 2014 - 20:43 CEST





18 OCT 2014 - 23:46 CES  En la plaza de San Pedro, bajo el sol de octubre –tal vez el mes más hermoso de Roma—y ante un gran retrato de Pablo VI, que este domingo fue proclamado beato, el papa Francisco se acercó a Benedicto XVI y le estrechó las manos, intercambiaron sonrisas, dieron fe pública de su complicidad. No fue –nada lo es en el Vaticano—un simple gesto. Son algunas las voces que indican que, durante esta última semana, cuando el Sínodo de los Obispos se dividía ante la apertura de Jorge Mario Bergoglio a las nuevas familias y a los homosexuales, algunos de los cardenales conservadores enviaron recado a Joseph Ratzinger para que apoyase sus teorías. La respuesta no dejó lugar a interpretaciones: “El Papa es Francisco”. Un Papa que, aún propiciando un debate abierto sobre las cuestiones más delicadas de la Iglesia, tampoco se priva de poner a Dios por testigo de su línea: “¡Él no tiene miedo a las novedades! Por eso, continuamente nos sorprende, mostrándonos y llevándonos por caminos imprevistos”.

El Sínodo de la familia certificó una hora de ruta hacia la tolerancia hacia gais y nuevas familias
Sea obra del Altísimo o una simple jugada del destino, lo cierto es que los 191 padres sinodales se llevan de regreso un documento de trabajo –eso y no otra cosa son las conclusiones del Sínodo sobre la familia— que supone un verdadero cortafuegos con el pasado. Porque, con independencia de lo que la Iglesia determine en un futuro próximo sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar, las parejas de hecho o la manera de integrar a los gais en la comunidad cristiana, lo que sí certifica el llamado Relatio Synodi es un cambio radical de mirada y de lenguaje. Si, por poner un ejemplo, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, vuelve a sentir la tentación el próximo domingo de arremeter desde el púlpito contra los gais, se estará situando muy lejos del lenguaje utilizado por el Sínodo, que –muy al contrario de sus teorías—sostiene que “los homosexuales tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana”.

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