En una histórica comparecencia ante la ONU, el Vaticano se ha sometido hoy jueves a un escrutinio público sobre los abusos a menores cometidos por sacerdotes y religiosos en todo el mundo. En Ginebra, ante los miembros del Comité de la Convención de Derechos del Niño, una delegación enviada por el Vaticano ha tenido que responder a las agudas e insistentes preguntas de los expertos sobre las reacciones de la Iglesia ante los casos de pederastia, los supuestos traslados de una diócesis a otra de los religiosos implicados, denunciados por las organizaciones de víctimas, o sobre por qué no se hacen públicas las investigaciones internas sobre estos abusos. Silvano Tomasi, representante de la santa sede ante la ONU, admitió que también hay abusadores entre el clero y que el Vaticano está seriamente preocupado por estos casos, aunque respondió con evasivas a las preguntas directas e insistió en el discurso institucional repetido desde hace tiempo: que investigar y juzgar estos delitos corresponde a los Estados donde han tenido lugar.
“Se encuentran abusadores entre los miembros de las profesiones más respetadas del mundo y, más lamentablemente, incluso entre miembros del clero y otro personal de la iglesia. Este hecho es especialmente grave, ya que estas personas están en posiciones de gran confianza y son llamados a promover y proteger todos los elementos de la persona, como la salud física, emocional y espiritual", ha apuntado Tomasi, el jefe de la delegación, en su discurso ante la comisión de la ONU encargada de revisar el cumplimiento de los Estados firmantes de la Convención de Derechos del Niño. Ante ellos, Tomasi declaró que los abusos “nunca pueden ser justificados”.
Pero ni el jefe de la delegación ni el obispo auxiliar de Malta, Charles Scilcluna, que también forma parte del grupo enviado y que también compareció en la cita de más de ocho horas transmitida en directo por Internet, dieron una clara respuesta a las incisivas preguntas de los miembros del comité de la ONU –compuesto por 18 expertos-- que tuvieron que insistir y repreguntar una y otra vez sobre la oscuridad que rodea estos casos o las sanciones del Vaticano a los responsables. Sara Oviedo, investigadora principal sobre derechos humanos del Comité, inquirió a la delegación sobre la “alarmante” frecuencia en la que los religiosos “abusadores” son trasladados a otras áreas, en lugar de entregarlos a la policía. Teniendo en cuenta la política de “tolerancia cero” de la Iglesia católica con los abusos, preguntó, ¿por qué se hicieron “esfuerzos por cubrir y ocultar este tipo de casos?”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario