CCOO ha respetado algunos plazos, pero ha puesto silenciosamente tierra de por medio respecto a UGT. No peligra la unidad de acción que une a ambas organizaciones desde la huelga general del 14-D de 1988 que Nicolás Redondo y Marcelino Camacho le hicieron aFelipe González. Al menos, de momento, y, sobre todo, mientras el Gobierno del PP actúe por decreto en las reformas del mercado laboral y en la de las pensiones. Pero la situación entre ambas organizaciones está cambiando, entre otras cosas, porque Méndez parece descontado.
La central sindical que lidera Toxo fue la primera en anunciar que, antes de fin 2013 y de que entrara en vigor la Ley de Transparenciadel Gobierno, iba a publicar sus cuentas. Pero ha retrasado su difusión hasta ayer, precisamente un día después de que la federación andaluza de UGT, acusada de desviar fondos públicos y de emplear facturas falsas, haya puesto una nueva cara a su frente, la de Carmen Casilla. Este nombramiento se ha producido sin la aquiescencia de Cándido Méndez porque está vinculada a los gestores bajo cuyo mandato se produjeron las prácticas irregulares. La batalla Que Toxo no haya esperado a Méndez para publicar también sus cuentas o a que a se haga con las riendas de una organización atomizada en reinos de Taifas con dirigentes muy veteranos sólo puede significar que el líder de CCOO quiere librar su propia batalla como sindicato profesional ante sus afiliados y la opinión pública.
Los viejos sindicalistas cuentan que, a pesar de que también ha recibido subvenciones públicas, como estableció la Constitución en 1978 cuando había que crear unos agentes sociales que no existían, la gestión de CCOO no tiene nada que ver con la de UGT.
El sindicato quiere librar su propia batalla ante afiliados y opinión públicUGT no ha logrado salir de la maraña del PSOE y Méndez está casi de salida
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Por ejemplo, 2005 fue un mal año para la unidad de acción sindical cuando el entonces secretario general de CCOO, José María Fidalgo, acusó al Gobierno del PSOE de actuar de forma «injustificada y oscurantista» al devolver a UGT 149 millones de euros a cuenta del patrimonio sindical histórico sin informar a la Comisión correspondiente. Ambos fueron correa de transmisión directa de un partido político, aunque UGT no ha conseguido salir de la turbina del PSOE. CCOO consiguió desmarcarse totalmente del extinto Partido Comunista de
España hace mucho tiempo. Pero UGT sigue en la maraña socialista y
nunca ha podido presumir de una independencia con el PSOE quizá porque
le ha granjeado buenos réditos.
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