Jesús Posada, presidente del Congreso, ha sido reconocido siempre por su tono sosegado y su voluntad de pasar por los cargos como la luz por el cristal: sin manchar ni romper. Por eso son reconocidas sus intervenciones pausadas para solventar situaciones difíciles en el pleno, incluso cuando tiene que ejecutar decisiones tan extremas como quitar la palabra a diputados. Eso no impide que en su actuación al frente de la Cámara no haya ejecutado implacablemente decisiones para bloquear iniciativas de la oposición, sin convocar la Mesa del Congreso,
como hizo en agosto a propósito de asuntos relacionados con el
caso Bárcenas. Pero no ha perdido ese tono sosegado, incluso ayer, cuando en los pasillos del Congreso intentó atemperar la mala imagen de la Cámara por el pleno del martes. Posada estaba especialmente preocupado por las acusaciones de “Congreso franquista” que formularon varios grupos por la
expulsión de cinco diputados que intentaron leer el texto de la moción vetada. “Hay libertad máxima dentro del hemiciclo para que todos los diputados puedan decir y opinar lo que les parezca”, dijo Posada.
Parte de la bronca se produjo cuando él abandonó la presidencia y, a sabiendas de la situación delicada, la dejó en manos de la vicepresidenta, Celia Villalobos, antítesis del sosiego de Posada y poco dotada para la diplomacia. Villalobos polemizó desde la presidencia con los diputados del PSOE y hasta hizo una referencia crítica al funcionamiento del Parlamento andaluz. Ayer siguió el camino marcado por Posada e intentó disculparse por su actuación de la víspera. Lo hizo a su manera, porque tras pedir disculpas volvió a insistir en la crítica al Parlamento autonómico. “Tal vez me pasé un poquito recordando que en Andalucía se rechazan permanentemente las peticiones del PP, tanto el PSOE como IU, pero es una realidad”, dijo Villalobos. Añadió que entiende que los diputados de ambos grupos se sintieran molestos y que por eso pidió disculpas. Según consta en el Diario de Sesiones del martes, Posada utilizó frases como estas para expulsar a diputados: “Comprenderá usted que si sigue por ese camino le tendré que llamar al orden”; “No sé cuál es su intención, pero parece que sigue el mismo camino. Ándese con ojo o le tendré que expulsar”; “La llamo al orden por tercera vez y le ruego que abandone la tribuna”; y “Sigue usted un camino ya trillado. La tengo que llamar al orden por primera vez porque llamarla a la cuestión no creo que condujera a nada”.
Mientras que el de Villalobos fue, por ejemplo, así: “Tendrá que abandonar la tribuna, con gran dolor de mi corazón. Lo siento. Silencio. Silencio. Esto significa la aplicación del Reglamento. Lo que ustedes hacían cuando gobernaban, exactamente lo mismo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario