Los eurodiputados de izquierda y los liberales piden a Rajoy que retire el proyecto
La derecha defiende el derecho de cada país a legislar 16 ENE 2014 - 13:29 CET
La división interna en el PP a cuenta de la reforma de la ley del aborto no para de crecer. La delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha defendido sin matices este jueves al presidente de Extremadura, José Antonio Monago, quien ayer presentó una propuesta en el Parlamento autonómico que exige al Ejecutivo de Mariano Rajoy paralizar la reforma. "Tiene las ideas muy claras y está actuando en coherencia con lo que piensa", ha manifestado la dirigente popular en una entrevista en Telecinco
El Parlamento Europeo ha vivido esta mañana un bronco debate a cuenta de la reforma del aborto en España. La Cámara se ha divido en dos partes: la izquierda y los liberales, que pedían al Gobierno de Mariano Rajoy que retire el proyecto porque viola los derechos de la mujer, frente a la derecha y los euroescépticos, que defendían el derecho de cada país a legislar sobre este asunto como crea oportuno. Las intervenciones han sido muy apasionadas, con alusiones al totalitarismo, a la hipocresía y con numerosas pancartas y chapas que defendían el respeto a la libertad de la mujer.
La mayoría de los eurodiputados que han intervenido en contra del proyecto de Rajoy han defendido que el retroceso en esta materia compete a toda la Unión Europea. Por ello han pedido al Ejecutivo comunitario que regule unos mínimos. Sin querer aludir a un asunto completamente alejado de sus competencias, el comisario de Transportes, Siim Kallas –sustituía al comisario de Salud-, optó por una genérica defensa de la igualdad en el acceso a los sistemas sanitarios. “La UE no tiene competencias en políticas de aborto y no puede interferir. Está comprometida, eso sí, a acabar con cualquier tipo de discriminación”, dijo ambiguamente.
Esa tibieza se vio ampliamente compensada con la pasión que empleó el resto de intervinientes. “Estoy contentísima de proceder de un país donde el aborto y es legal y seguro y gente como usted no tiene que decidir sobre mi cuerpo o mi vida”, le espetó la liberal holandesa Sophia in’t Veld al lituano Rolandas Paksas (del grupo de populistas y euroescépticos), que había reclamado “el derecho de los padres a criar a sus hijos sin la intervención del Estado”.
“El patriarcado fundamentalista ultracatólico pretende imponer un retroceso sin precedentes en España”, argumentó Willy Meyer, de la izquierda unitaria. Con una pancarta que exhibía el lema “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, Meyer lamentó la alusión que había hecho el polaco Ryzard Antoni Legutko (conservador) a un reciente informe sobre salud reproductiva que el Partido Popular Europeo rechazó votar. Legutko consideró “asqueroso” ese informe, unos términos que a Meyer le parecieron “de ultraderecha y fascismo”.
La diputada autora de ese documento, la portuguesa Edite Estrela, lamentó el rechazo a su texto y se declaró “solidaria con todas las mujeres españolas porque lo que ocurre en España afecta a todas las mujeres”. Estrela aseguró que hace años, cuando el aborto no era legal en Portugal, las mujeres con dinero acudían a España a abortar y que ahora ocurrirá lo contrario si España aprueba su ley.
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