El agravamiento de sequías, inundaciones, tormentas e incendios obliga a emigrar a los afectados
22 MAY 2014 - 19:25 CET
Más de 144 millones de personas se han visto obligadas a dejar sus casas por los efectos del cambio climático entre 2008 y 2012, según el informe sobre el asunto que han publicado la Universidad de Naciones Unidas y el Centro Noruego para los Refugiados. El trabajo ha relacionado los efectos meteorólogicos adversos exacerbados (inundaciones, tormentas, incendios), una de las consecuencias que los expertos atribuyen al calentamiento, con el desplazamiento de la población. Y a ello, advierten los autores, hay que añadir otros efectos no tan repentinos, como las prolongadas sequías, que pueden añadir otros cientos de miles de afectados a la estadística.
“El aumento en intensidad del clima extremo pone en riesgo de ser desplazados. Muchos de estos desplazados reciben algún tipo de ayuda, pero el auxilio es variable. Existe una necesidad de protección más predictiva y de asistencia. Debemos comenzar en las regiones más afectadas”, ha declarado Nina M. Birkeland, del Consejo Noruego para Refugiados, a la web SINC.
La atención de los afectados es uno de los inconvenientes. Muchos son desplazados internos, dentro del mismo país. Ellos son los que tienen más difícil recibir ayuda, ya que a veces no se reconoce su situación y, además, suelen ser habitantes de países pobres, advierte el estudio. Pero tampoco los que emigran a otro país lo tienen fácil. Las agencias de ayuda internacional no los consideran refugiados con la misma situación que los políticos —aunque muchas veces ambas condiciones se superponen—, lo que les impide acceder a algunos programas. Para ellos se puso en marcha en 2012 la llamada Iniciativa Nansen, un intento de establecer sistemas internacionales de cooperación y ayuda, que todavía no ha sido asumida por muchos países.
El informe de Naciones Unidas sigue esa iniciativa a la hora de elegir un foco para el trabajo, y se centra en el cuerno de África como ejemplo. Aunque los expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) prevén un aumento de las lluvias para esos países (Etiopía, Yibuti, Somalia y Eritrea), eso no es contradictorio con que haya mayores sequías. La explicación a esta aparente contradicción es que pueden sucederse periodos sin lluvias con otros, igual de negativos, de intensas precipitaciones. El resultado de la situación actual es el desplazamiento, solo en esta región, de hasta 1,1 millones de personas, que trasladan los efectos de las catástrofes a los países vecinos: Yemen, Kenia, Uganda y Tanzania.
Pero no son solo los países pobres los que se ven afectados por estos problemas. El pasado 6 de mayo el presidente de Estados Unidos,Barack Obama, hizo público un informe en el que relacionaba sucesos como los incendios, inundaciones y sequías con el calentamiento, en lo que se interpretó como que, por primera vez, la segunda economía del mundo (y el primer país en emisiones per cápita de gases de efecto invernadero) podía asumir el liderazgo de la lucha contra mundial contra el calentamiento.
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