domingo, 18 de mayo de 2014

Vaqueros, enfermas mentales y dos tanques rusos repletos de estrellas

Tommy Lee Jones convence a Cannes con su segunda película detrás de la cámara, ‘The homesman’

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18 MAY 2014 - 14:11 CET

El palacio donde se celebra el festival de Cannes es enorme. Cuenta con tantas salas y estructuras como para acoger a miles de personas. Sin embargo, las leyes de la física y de la acreditación establecen que no hay espacio para todos. De ahí que los privilegiados vayan desfilando y accediendo a las salas, a la vez que fuera del edificio se despliega un ejército de tipos de todas las edades, con caras de compasión y carteles suplicando por una invitación. Más aún en los días en los que se proyectan los filmes más esperados. Como, claro, The homesman de Tommy Lee Jones, el menú que la competición oficial de Cannes ofrecía esta mañana.
El primer filme dirigido por el actor estadounidense, Los tres entierros de Melquíades Estrada, también pasó por Cannes y se fue con los premios al mejor guion y actor, el propio Tommy Lee Jones. Al fin y al cabo, un galardón más en la infinita carrara del intérprete, oscarizado por El fugitivo y protagonista de largometrajes como No es país para viejos, JFK (caso abierto), Hombres de negro o En el valle de Elah.Acostumbrado a los aplausos, el cineasta recibió unos cuantos también tras el final de The homesman.
Tommy Lee Jones, en la rueda de prensa de 'Los mercenarios 3'. / BENOIT TESSIER (REUTERS)
“Tengo referencias de todas las películas que he visto, intento alejarme de algunas y emular a otras. Dicen que los buenos artistas copias y los grandes roban. Yo robo”, se rió el cineasta en la rueda de prensa. “Como director hago todo lo que me digo que haga y como actor escucho atentamente”, continuó sobre el doble papel que repite en el filme, al igual que en Los tres entierros de Melquíades Estrada. Aunque los parecidos no acaban allí: el director ha vuelto a rodar un western algo peculiar, esta vez sobre el viaje por los Estados Unidos del siglo XIX de una mujer (Hillary Swank) para entregar a tres enfermas mentales a un sanatorio.
En realidad, al menos según su reparto, la película habla de mucho más: el imperialismo estadounidense, la condición de las mujeres, los trastornos mentales. Básicamente, una historia compleja en tiempos complejos, como explicó Hillary Swank: “Era una época extrema en todos los sentidos y un sitio complicado para vivir para una mujer. Había que ser fuertes todo el tiempo”. Enseguida Lee Jones aprovechó para lanzar un alegato contra la discriminación de género. “No creo que haya en esta sala una sola mujer que no se haya sentido objetivada al menos una vez. Y esto tiene razones históricas”, defendió el director.

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