La mayor ciudad de ocio y vacaciones de Europa
permite dormir en medio de un gigantesco acuario, en el centro de un
gran arrecife de roca volcánica y agua cristalina. A pocos metros del
Mediterráneo, en Oropesa (Castellón), se levantan las reproducciones de
la torre Eiffel, la torre de Pisa y el Arco del Triunfo. Pasear por
canales que simulan la ciudad de Venecia o visitar réplicas de los
asentamientos y poblados de antiguas civilizaciones son otras de las
posibilidades de este macrocomplejo turístico. Todas estas
construcciones, más los tres campos de golf (diseñados por Greg Norman y
Sergio García) y 35.000 viviendas que ocupan 18 millones de metros
cuadrados solo existen en maqueta. Y en los sueños de su impulsor, Jesús
Ger, el dueño de Marina d’Or.
El sueño de Jesús Ger comenzó en los ochenta cuando puso la vista sobre uno de los pocos pedazos de costa virgen que quedaba en Castellón. Por entonces, vendía colchones en el negocio familiar, en la capital de la provincia. Con dotes de comercial, curtido en ventas y una ambición inconmensurable, empezó su camino.
El promotor construyó 15.000 apartamentos, muchos de los cuales están hoy en manos de los bancos
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